________________________________________________________________________
Monoamor:
DIME COMO TE VISTES Y TE DIRÉ QUIEN ERES
Monoamor es una marca de ropa que han sacado adelante dos diseñadoras teatrales, que, además de trabajar en películas y obras de teatro, se dedican a confeccionar prendas de vestir. Les apasiona lo que hacen, pero nada ha sido fácil.
Por Virginia Price.
La ropa es una parte importante de nuestra vida. Tanto, que para algunos se convierte en un gusto incapaz de resistir y difícil de costear. Pero no hay persona que sea más entendida en lo que a vestuario se refiere, que un diseñador. Ellos sienten amor por la ropa, pero más que por vestirla, por confeccionarla.
Elisa Hormazábal y Marichi Palacios, son diseñadoras teatrales de la Universidad de Chile, y actualmente están trabajando en una película alemana llamada “Mi Corazón en Chile”, Elisa en utilería y Marichi en ambientación. Su trabajo tiene relación con sus proyectos en torno al diseño de vestuario, así que aprovechan de utilizar todos sus conocimientos para sacar adelante “Monoamor”, nombre de la marca.
El nombre parece algo entretenido y ellas mismas lo toman de esa manera, ya que nos cuentan que “surgió de manera bastante lúdica y tiene un significado divertido para nosotras, ya que lo asociamos a nuestras personalidades, pero básicamente es un juego”.
Sus comienzos en torno a este trabajo surgieron en la universidad, precisamente diseñando y realizando el vestuario para su obra de egreso “En la raya”, dirigida por Andrés Pérez. Así, descubrieron de inmediato su gusto por el vestuario, no sólo escénico, sino también las prendas diarias, teniendo la convicción de que “la manera en que uno se ve habla mucho de uno mismo, y eso no sucede sólo en el teatro o en el cine al crear personajes a través del vestuario y la visualidad, si no también en todo momento de nuestra vidas. Nosotros también nos creamos como personas a través de algo tan simple y cotidiano como el vestirse”. No surgió como algo serio, sino como una forma de desarrollar su creatividad libremente y de costear sus gastos personales.
Algunos de sus diseños han sido desafíos importantes, tales como “una colección de bikinis locos, muchas prendas lindas que se pueden usar en toda ocasión, una línea de ropa de estilo zen que permitía practicar yoga y usarse en la calle también, muchos vestidos y prendas de fiesta”. Pero sin duda, el reto más significativo que les ha tocado enfrentar ha sido la confección de un vestido de novia. Elisa y Marichi nos cuentan que fue “un importante y bonito desafío”. Además de todo eso, proponen y realizan accesorios apropiados para cada prenda.
La gracia de Monoamor es que son “creaciones únicas trabajadas en conjunto con la persona que desea la prenda”. En un principio, reciben la idea inicial que “puede ser cualquier cosa, a veces una inspiración, una manera de querer verse, el estilo personal, la ocasión en la cual se lucirá la prenda, etc.”. Ese es el punto de partida. Luego proponen, según sus conocimientos, estilo y gustos, varias opciones de diseño de la prenda, guiando al cliente a descubrir “lo que gusta y lo que le puede sentar mejor según su estructura corporal o tono de piel, para hacerla sentir cómoda, bonita y segura. Así, el diseño se va puliendo”.
Por esta razón, están convencidas que su ropa puede ir dirigida a “un grupo muy amplio de personas con ganas de verse bien, de tener una prenda única, hecha a su medida, ¡y también de jugar y divertirse!”. Han trabajado con personas de todas las edades, estilos y contexturas físicas, logrando acentuar sus atributos y aportar con un look único.
Pero no ha sido un camino fácil. Existen obstáculos y problemas que las diseñadoras han debido enfrentar, lo que ha impedido que Monoamor se concrete total y definitivamente. Sumado a eso, en este minuto están dedicadas a pensar cuál es el momento preciso de sus vidas, para dedicarse por completo a este proyecto “que requiere concentración y dedicación total”.
Con respecto a las políticas públicas que supuestamente se dedican a impulsar y motivar a los artistas, Elisa nos cuenta que “hay varias cosas que desmotivan a los artistas emergentes, y tu camino nunca es fácil”. Tienen claro que el apoyo no se consigue fácilmente, menos cuando “lo que tú haces sirve más al espíritu que a lo concreto, por lo que no se traduce necesariamente en dinero o no aporta directamente al crecimiento económico de nadie”. Sin embargo, si se trata de proyectos que representan lo que “hace vibrar” al artista, “no queda otra que poner todo el esfuerzo, la creatividad y la energía para resolver problemas en tus proyectos”.
Asimismo, saben que es necesario ser muy aplicado, riguroso y auto crítico. “Aun así, a veces uno se siente nadando contra la corriente. Lo importante es poder encontrar las satisfacciones en tu trabajo que te dan fuerza para seguir hacia delante”.
Pero aunque ellas sí sienten amor y pasión por lo que hacen, aún no ha llegado el momento de decidirse si quieren diseñar ropa toda la vida o si quieren continuar trabajando en lo que a su carrera se refiere. “Nuestra disciplina es muy amplia, por lo que es difícil abandonar otros caminos, sobre todo cuando uno siente placer en realizar tantas cosas. Es una decisión complicada, ¡todavía no la queremos tomar!".
No hay comentarios:
Publicar un comentario