viernes, 30 de noviembre de 2007

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Francisco González:

ARREGLANDO TECHOS PARA SER ARTISTA

Nos hicimos la siguiente pregunta: ¿Cómo es estudiar arte en Chile? Francisco González, estudiante de arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile aceptó la invitación de Producto Nacional. Nos contó sobre sus inicios, sus proyecciones y el intenso trabajo que queda por avanzar en materia artística.

Por Carolina Roco.


E
n el complicado mundo de hoy, detenerse a ver más allá de lo superficial es casi imposible, pero para a
lgunos jóvenes esto es parte de su día a día. Entre el intenso equilibrio laboral y personal, la burocracia de las políticas públicas y el autofinanciamiento de sus obras han logrado desarrollar su vida, en una lucha constante contra la marea que intenta alejarlos de su objetivo: ser artistas.

Francisco González sonríe mientras publica en un diario mural las notas de sus alumnos de primer año. Este joven de 26 años tiene a su cargo seis ayudantías en la facultad de Arte de la Universidad Católica, donde estudió y se recibió hace un año.


Inició su vida artística en segundo medio, con los cursos Balmaceda, pero sus exposiciones formales comenzaron hace dos años cuando con un amigo hicieron una exposición en las oficinas de Sodimac. Reconoce que en Chile se puede ser artista, pero que es complicado. Hoy, deben trabajar dentro de la competencia constante, procurando que su proyecto sea mejor que el del otro. Literalmente se gana o se pierde.

Con respecto a lo mismo, en comparación con otros lugares de Latinoamérica, en Chile hay muchos lugares para exponer. Sin embargo, al enfocarnos en el desarrollo profesional salen a la luz los problemas: ser artista no es una profesión bien remunerada, más bien es en su mayoría autogestionada.


LA BUROCRACIA CONCURSABLE

Francisco considera que Chile destina bastantes dineros a la cultura, pero que a pesar de eso siguen siendo insuficientes con respectos a otros países. Las políticas públicas y los fondos concursables parecen ser la primera causa de desmotivación de quienes están recién emergiendo. Las numerosas páginas con excesivos detalles, que sólo sirven para controlar fondos, terminan resultando tediosas. El arte no realiza proyectos calculados, por esto, los formularios limitan la creación. Para un artista es difícil deducir lo que irá sucediendo con su obra, “es algo que se va dando en el camino”, afirma.

“El problema es la burocracia, como en el Fondart. No se puede poner un objetivo al arte, no se puede decir esto va pasar. Ésto es para este tipo de público o voy a gastar mil clavos, no podemos limitar tanto el proceso creativo”, agrega.


LUCHANDO CONTRA EL TIEMPO, EL DINERO Y LOS FRACASOS

Francisco no para, además de las ayudantías, hace trabajos independientes, monta sus exposiciones y está constantemente lanzando proyectos. Una intensa vida que, además, debe equilibrar con su familia, polola y amigos. “En esta carrera no se descansa, es de lunes a domingo, todo el año”, reconoce.

Nada ha sido tan fácil. Se las ingenia para seguir en el rumbo artístico y a la vez costear sus gastos personales. Pinta, cose, hace pequeños trabajos en la universidad, incluso arregla techos si es necesario, ya que no puede tener un trabajo estable pues tendría que dejar las ayudantías. “Las ayudantías son las puertas para entrar, son currículo y experiencia”, afirma.



Pe
ro a veces no todos los proyectos funcionan y hay que estar preparado para los fracasos. Francisco cuenta que desde marzo estaba preparando con cinco músico,s un concierto interdisciplinario en la Universidad de Valparaíso, el que se canceló un mes antes por problemas de organización ajenos a ellos. “Todo el trabajo del año se perdió. Y al final, por ese trabajo nadie te va a responder”, afirma. Hoy gran parte de la labor que queda por avanzar en esta materia, es tomar con seriedad el trabajo de los artistas.


Al mismo tiempo, también reconoce se mantiene como ayudante pues busca a futuro desempeñarse en la docencia, le gustan las relaciones con los alumnos, “Lo que uno sabe, lo sabe por la experiencia, retiene lo que aprende. Me gusta ver los trabajos de gente que tiene potencial, o a la que tiene habilidades y no trabaja hacer que despierte”, cuenta.

Sus proyecciones están en resolver el problema del cuerpo, entrar de forma concreta al círculo del arte, darse a conocer y trabajar en land art que es intervenir espacios públicos, especialmente, en regiones donde está poco trabajado y difundido. “La idea es que la galería se más un registro que la obra en si”, reconoce. Y claro, quiere también exponer afuera.

Las políticas en arte no logran cubrir por completo la necesidad real de los artistas. Hoy, la mayoría a conseguido surgir por su perseverancia y lo que logren encontrar en su bolsillo. Francisco lo confirma: “El 30 de noviembre inauguro en Concepción y a pesar de tener el patrocinio de la Universidad, no tuve auspicio. Mandé mails, llamé y al final tuve que autogestionármelo. Siempre se tienen que estar haciendo cosas porque no todo resulta e igual se tiene que comer”, sentencia.



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